El
otro día viendo la televisión me topé con el enésimo anuncio de una empresa de
primer nivel del mundo de la alimentación que apelaba a que parte de su
producto se realizaba con leche de vaca de Asturias, o de Galicia, o de
cualquier otra comunidad de tradición lechera, producto regional. El anuncio
como siempre utilizaba todos los tópicos que tratan de remover nuestras
emociones y crear esa cercanía con la marca que estimula la venta, tipo
campechano con boina en un prado con sus vacas, niño saboreando el tazón de
leche mañanero que le ha preparado su madre antes de ir al colegio… no sé como
lo veréis pero los departamentos de marketing son verdaderos perros de presa de
las tendencias sociales que invierten mucho dinero en estudios de mercado, en
publicidad y comunicación. Si cada vez dan más peso a este mensaje, si en los
supermercados nos están recordando con tanta asiduidad que ellos trabajan con
productos locales y que apoyan a productores locales… ladran Sancho, señal de
que cabalgamos.
El
producto local está de moda, y se me ocurren varios motivos que pueden estar
detrás. El primero, la crisis ha
sensibilizado a la sociedad, la ha vuelto más solidaria, de repente importa que
tu vecino se beneficie realizando su actividad porque de una manera tácita e inconsciente
hemos comprendido que su beneficio es el beneficio de todos, a través de
impuestos, a través de sus compras, a través de los puestos de trabajo que
puede crear su empresa, todos nos hemos dado cuenta de que vivimos en un
sistema interconectado en el que si favorecemos al que tenemos cerca, de una
forma u otra favorecemos a la comunidad a la que pertenecemos.
Un
segundo factor es que la globalización ha convertido el mercado en una terra
incognita para el consumidor. Cuando compras una camisa en el HyM, un kilo de
naranjas en el DIA, o unas aceitunas en el Eroski, no tienes ni idea de quien
se beneficia de ello, puede ser un particular o una cartera de inversiones
dirigida desde Shangai que además maneja el mercado del tungsteno en Namibia y
hace de Lobby en el estado de Alabama en Estados Unidos… Esto antes de la
crisis no importaba a nadie, pero la desconfianza se ha adueñado de nosotros y
entre las cosas que podemos hacer se encuentra decidir a quien le damos nuestro
dinero, que tanta pelea nos cuesta sacar, y no nos apetece dárselo a aquellos
que sospechamos que nos han arrastrado a todo esto.
Un
tercer factor muy relacionado con el anterior y que cobra especial sentido con
los alimentos tiene que ver con el modo de producción. Ante tanta ansia de
dinero y de crecimiento empresarial, esa desconfianza se traslada a la
elaboración del producto ¿Cómo han generado estos tomates? ¿Qué fertilizantes
han utilizado? ¿Por qué coño son todos iguales como si estuvieran hechos en
serie? A esto habría que añadirle la creciente preocupación por la salud que
tiene la sociedad en general.
Estos
pueden ser algunos de los motivos para que el producto local esté de moda y que
muchas empresas del sector de la alimentación lo estén usando para su propia
imagen. Yo veo la crisis detrás de todo ello, las razones que otorgan mayor
confianza al producto local siempre estuvieron ahí pero nunca tuvieron tanta
vigencia. Me imagino que algún día
saldremos de la crisis y me gustaría creer que no nos olvidaremos de la
importancia que tiene apostar por el producto de cercanía, de temporada, del
bienestar que genera a nuestro alrededor, económica, social y ambientalmente. Así
que compañeros, aprovechemos esta corriente y trabajemos para potenciar este
tipo de producción.