martes, 26 de noviembre de 2013

De lo que nos persigue, y nos hace bien.



En realidad ya he superado esa etapa en la que tienes que comprarte discos que te gustan a medias, y ponerte tenso cuando alguien cuestiona tu, vamos a llamarle, gusto o discernimiento musical. Todavía a mis 34 a veces me salta algún automático y me pongo gallito cuando se pone en tela de juicio si soy o no soy cool, jajajajajaja, es evidente que no lo soy así que no quiero malgastar energía, que es lo mismo que alegría, en semejante tarea.

Hoy por una de sus casualidades que se dan en la vida, y en uno de esos fogonazos de los que sufre la mente, ha venido a mi una tonadilla de Conan el bárbaro, una peli que vi por primera vez a los 12 años, calculo. Mientras sonaba, recuerdo a Conan y a su compañero de viaje Subotai, corriendo por el desierto, de paso por distintas ciudades, en el ancho y oscuro mundo donde transcurría la película. Resulta imposible describir al lugar que aquel tema me traslado, a algún rincón dentro de mi, profundo y puro. Es acojonante pensar que esta escena solapada a este tema me ha acompañado toda la vida, y que mientras lo rememoraba yo corría por aquel desierto con ellos, libres y repletos de vida. Y sí, esta mañana he podido dar caza a ese fogonazo y localizar el tema en la red, y sí, desde esta sensación quiero construir todo lo que está por venir y no quiero que me abandone, libre, vital e ingobernable.

martes, 5 de noviembre de 2013

Del auge del producto local



El otro día viendo la televisión me topé con el enésimo anuncio de una empresa de primer nivel del mundo de la alimentación que apelaba a que parte de su producto se realizaba con leche de vaca de Asturias, o de Galicia, o de cualquier otra comunidad de tradición lechera, producto regional. El anuncio como siempre utilizaba todos los tópicos que tratan de remover nuestras emociones y crear esa cercanía con la marca que estimula la venta, tipo campechano con boina en un prado con sus vacas, niño saboreando el tazón de leche mañanero que le ha preparado su madre antes de ir al colegio… no sé como lo veréis pero los departamentos de marketing son verdaderos perros de presa de las tendencias sociales que invierten mucho dinero en estudios de mercado, en publicidad y comunicación. Si cada vez dan más peso a este mensaje, si en los supermercados nos están recordando con tanta asiduidad que ellos trabajan con productos locales y que apoyan a productores locales… ladran Sancho, señal de que cabalgamos.  

 

El producto local está de moda, y se me ocurren varios motivos que pueden estar detrás. El primero,  la crisis ha sensibilizado a la sociedad, la ha vuelto más solidaria, de repente importa que tu vecino se beneficie realizando su actividad porque de una manera tácita e inconsciente hemos comprendido que su beneficio es el beneficio de todos, a través de impuestos, a través de sus compras, a través de los puestos de trabajo que puede crear su empresa, todos nos hemos dado cuenta de que vivimos en un sistema interconectado en el que si favorecemos al que tenemos cerca, de una forma u otra favorecemos a la comunidad a la que pertenecemos. 

Un segundo factor es que la globalización ha convertido el mercado en una terra incognita para el consumidor. Cuando compras una camisa en el HyM, un kilo de naranjas en el DIA, o unas aceitunas en el Eroski, no tienes ni idea de quien se beneficia de ello, puede ser un particular o una cartera de inversiones dirigida desde Shangai que además maneja el mercado del tungsteno en Namibia y hace de Lobby en el estado de Alabama en Estados Unidos… Esto antes de la crisis no importaba a nadie, pero la desconfianza se ha adueñado de nosotros y entre las cosas que podemos hacer se encuentra decidir a quien le damos nuestro dinero, que tanta pelea nos cuesta sacar, y no nos apetece dárselo a aquellos que sospechamos que nos han arrastrado a todo esto.

Un tercer factor muy relacionado con el anterior y que cobra especial sentido con los alimentos tiene que ver con el modo de producción. Ante tanta ansia de dinero y de crecimiento empresarial, esa desconfianza se traslada a la elaboración del producto ¿Cómo han generado estos tomates? ¿Qué fertilizantes han utilizado? ¿Por qué coño son todos iguales como si estuvieran hechos en serie? A esto habría que añadirle la creciente preocupación por la salud que tiene la sociedad en general.

Estos pueden ser algunos de los motivos para que el producto local esté de moda y que muchas empresas del sector de la alimentación lo estén usando para su propia imagen. Yo veo la crisis detrás de todo ello, las razones que otorgan mayor confianza al producto local siempre estuvieron ahí pero nunca tuvieron tanta vigencia.  Me imagino que algún día saldremos de la crisis y me gustaría creer que no nos olvidaremos de la importancia que tiene apostar por el producto de cercanía, de temporada, del bienestar que genera a nuestro alrededor, económica, social y ambientalmente. Así que compañeros, aprovechemos esta corriente y trabajemos para potenciar este tipo de producción.