En este texto se ofrecen una serie de pautas a tener
presente a la hora de dirigir una empresa con un estilo de dirección orientado
a la eficiencia y la mejora y superación de patologías. Dentro de una
organización el estilo directivo determina muchas dinámicas de la misma, por
ello es necesario ejercer un estilo de liderazgo que estimule actitudes y
posibilite ámbitos en los que se promulgue la eficiencia basada en el cliente.
Para ello es clave la comunicación entendida como
espacio de interrelación, de interdependencia operativa y funcional, de
comprensión entre personas y entre personas y cosas; entendiendo la
organización en sentido estratégico como la visión y los valores de la empresa.
Desde esta base, se proponen una serie de puntos en
los que se puede incidir para hacer del estilo de dirección una herramienta que
genere un ambiente de mejora continua e innovación, alcanzando elementos que
flexibilizarán a la propia organización y que la dotarán de una mayor capacidad
de adaptación al entorno y a las necesidades del cliente.
1- Aprender a dirigir
La propia experiencia nos ofrecerá pautas de cómo
mejorar el estilo de dirección. Aún así hay una serie de elementos que son
fundamentales y que deben estar integrados en el día a día de la empresa, estos
son: participación, comunicación y grupo. Todo ello riendado a la mayor
eficacia empresarial.
Otro elemento importante es el de desarrollar
espacios de reflexión y aprendizaje que no se sostengan en los “golpes
recibidos” sino en la reflexión y la integración de la mejora como herramienta
de aprendizaje. En este sentido es necesario reflexionas sobre la forma de
trabajar de los miembros de la organización y proponer a los mismos ámbitos de
mejora, así como resaltar los ámbitos
de excelencia. Por último puede ser positivo determinar objetivos de eficacia
mensuales
2- Conocer y compensar las dinámicas empresariales e institucionales
Es preciso desarrollar un sistema de diagnóstico
permanente de la organización, conocer el estado de la misma para ello se
pueden utilizar diferentes estrategias y herramientas. Este tipo de diagnóstico
nos permitirán estar al tanto de las tendencias de la propia empresa, por tanto
de las patologías que padece en un momento, dándonos la posibilidad de intentar
corregirlas. Una política de recursos humanos debe fundamentarse en las
tendencias innatas que siempre van a tener presencia en una organización.
3- Mirar el futuro desde el presente
El realismo
tiene que ser uno de los fundamentos del estilo directivo, realismo a tanto
interno como externo, pero además hay que tener cierta visión a futuro. Esta
visión a futuro no se basa en la clarividencia del gestor sino en una serie de
fuentes que pueden proporcionarnos claves de las tendencias existentes. Una de
estas fuentes son los clientes de la empresa y a los miembros de la propia
organización. Para ello es importante desarrollar espacios y métodos de
consulta tanto con unos como con los otros. Hay que basarse y después sistematizar
la previsión y planificación, que ha de ser de carácter grupal y global, no
departamental.
4- Contemplar la organización como un conjunto de personas
Las personas son el elemento clave de cualquier
organización, esto tiene que ser fundante a la hora de generar sistemas, no se
pueden generar sistemas de trabajo que ahoguen a los elementos díscolos del
propio sistema sino que tienen que quedar integrados, el arriesgado, el
innovador tienen que encontrar canales sobre los que liberar su energía. Todo ello
siempre al servicio de la eficiencia y eficacia empresarial
5- Establecer sistemas flexibles que acerquen la función de personal al
gestor
La función de personal moderna sería aquella que
tendiese a ser innecesaria porque los gestores tuviesen en sus manos la
preparación y los instrumentos para poder desarrollarla de forma integrada con
su grupo de trabajo. Para ello las funciones a desarrollar son: planificación
estratégica, de coordinación, de creación de espacios de comunicación y de
desarrollo de directivos y mandos
6- Poner énfasis en la formación de directivos y mandos
El directivo es la figura que va a determinar la
importancia del aprendizaje permanente dentro de una organización. Los
directivos no sólo necesitan desarrollar funciones sino una serie de aptitudes
basadas en los nuevos estilos directivos fundamentados en el grupo, en la
comunicación, el análisis y la participación. En este sentido la formación se
convierte en un elemento clave. La formación es el futuro, a todos lo niveles
de la organización, además genera sentido de pertenencia y motivación en el
trabajo.
7- Dar ejemplo con la propia forma de trabajar
Este elemento es fundamental a la hora de dirigir o
gestionar un equipo de trabajo, no se puede exigir comunicación sino existe
transparencia, no se puede enseñar lo que no se realiza.
8- Enfatizar en la mejora, antes que en el cambio
El cambio es un elemento muy pesado que
tendencialmente aboca en frustración y en sentimiento de fracaso, por ello ha
de ser sustituido por la mejora, la mejora continua, la innovación se
fundamenta en mayor medida en una actitud de mejora continua que en un intento
de cambio. Para ello es necesario desarrollar espacios que favorezcan la
iniciativa y en los que puedan participar todos los miembros de la empresa.
Esta filosofía de la mejora frente al cambio, supone
que los miembros se han de comprometer en un programa de mejora continua en el
que cualquier aspecto es susceptible de ser perfeccionado, ligado a la calidad
del servicio o producto desarrollado.
9- Fomentar la participación y el desarrollo de grupos de trabajo
Este es un objetivo estratégico dentro del
departamento de RRHH en una empresa que debe realizar una apuesta decidida por
favorecer la participación y el desarrollo de grupos y equipos de trabajo. La
figura del directivo es fundamental en este ámbito.
Tiene que existir una filosofía de transparencia que
ayude a canalizar la información y a crear espacios para la comunicación grupal
y social dentro de la empresa. Y además es necesario establecer sistemas de
aproximación que beneficien la participación y la reunión de trabajo entre los
trabajadores, entre los mandos, entre los directivos y entre todos ellos.
Estas son algunas pautas que los directivos han de
tener presente a la hora de buscar estilos que potencien y busquen la
eficiencia y la efectividad. Como receta final podemos afirmar que la
comunicación ha de ser considerada como el factor regenerador dentro de una
empresa, basado en el respeto al otro y en la necesidad de acompañarse de la heterogeneidad;
Estilo de dirección es el motor que impulsa y dinamiza, y se basa más en la
reparación y en la mejora que en el cambio; y Calidad como el punto de
encuentro entre clientes, empresa y dirección.