martes, 26 de noviembre de 2013

De lo que nos persigue, y nos hace bien.



En realidad ya he superado esa etapa en la que tienes que comprarte discos que te gustan a medias, y ponerte tenso cuando alguien cuestiona tu, vamos a llamarle, gusto o discernimiento musical. Todavía a mis 34 a veces me salta algún automático y me pongo gallito cuando se pone en tela de juicio si soy o no soy cool, jajajajajaja, es evidente que no lo soy así que no quiero malgastar energía, que es lo mismo que alegría, en semejante tarea.

Hoy por una de sus casualidades que se dan en la vida, y en uno de esos fogonazos de los que sufre la mente, ha venido a mi una tonadilla de Conan el bárbaro, una peli que vi por primera vez a los 12 años, calculo. Mientras sonaba, recuerdo a Conan y a su compañero de viaje Subotai, corriendo por el desierto, de paso por distintas ciudades, en el ancho y oscuro mundo donde transcurría la película. Resulta imposible describir al lugar que aquel tema me traslado, a algún rincón dentro de mi, profundo y puro. Es acojonante pensar que esta escena solapada a este tema me ha acompañado toda la vida, y que mientras lo rememoraba yo corría por aquel desierto con ellos, libres y repletos de vida. Y sí, esta mañana he podido dar caza a ese fogonazo y localizar el tema en la red, y sí, desde esta sensación quiero construir todo lo que está por venir y no quiero que me abandone, libre, vital e ingobernable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario