Este documento nos habla de la transición desde los
grupos de trabajo naturales a los grupos de trabajo sofisticados.
Partiendo de la premisa de que todos
los grupos humanos tienen una bases fundamentalmente emocional se ha de tratar
de alcanzar un grupo sofisticado de trabajo, un ideal en el que el trabajo
grupal funciona de manera eficiente y se aprovecha de la principal ventaja de
un grupo de trabajo que es la mejora y el aprovechamiento exponencial de las
capacidades y conocimientos de cada uno de sus miembros. El ser humano en su
limitación, grupalmente, consigue alcanzar lugares a los que nunca accedería de
forma individual generando conocimiento e innovación.
Pero para transitar desde el grupo
natural al grupo sofisticado requiere de una serie de condiciones y necesita de
un entrenamiento de los miembros que lo componen.
La primera de estas condiciones es el
conocimiento mutuo de los miembros del grupo natural, saber lo que ha hecho
cada uno, de donde viene y cuáles son los valores que ofrece al grupo, este
tipo de valores pueden ser la experiencia profesional, la académica o la
personal.
En segundo lugar el grupo ha de
establecer una serie de objetivos y las tareas a realizar para llegar a esos objetivos.
Por otro lado es necesaria la
formación de los miembros del grupo en actitudes de trabajo en grupo. En este
sentido las actitudes que deben prevalecer dentro de un grupo sofisticado de
trabajo son entre otras: respeto mutuo, positividad, conciencia de límites,
actitud científica para con los datos e hipótesis que se manejan dentro del
grupo, subordinación del individuo al grupo y la apuesta por la continuidad.
Todo esto basará el grupo en el “aquí
y el ahora”, o lo que es lo mismo la importancia radica en el quehacer diario
que nos dirige a unos objetivos que habíamos preestablecido conseguir, al fin y
a la postre esta es la esencia última del grupo sofisticado de trabajo.
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